por Malena Cuppari
Creo que todes estamos de acuerdo en que leer es un hábito muy saludable para nuestra mente. Siempre que leemos un libro nos sentimos mejor con nosotres mismes. Pero entonces… ¿por qué cuesta tanto ser constante con este hábito? En este nuevo artículo quiero darles mi guía completa de herramientas y consejos para fomentar el hábito de la lectura que a su vez nos puede ayudar a mejorar un montón de aspectos de nuestra vida.
En la era de lo inmediato, las redes sociales nos tienen acostumbrades a recibir información totalmente procesada previamente por otra persona. Por un lado está bueno porque a veces nos ahorra tiempo pero, por otro lado, siento que eso hace que tengamos cada vez menos ganas de profundizar sobre ciertos temas. Y si se trata de profundizar, la mejor forma de hacerlo casi siempre es la lectura.
Personalmente me considero una ávida lectora pero no siempre fue así. Voy a apelar a la autorreferencialidad que me caracteriza y les voy a contar cómo fue mutando mi relación con el mundo literario a lo largo del tiempo y cuáles fueron las herramientas que me permitieron al día de hoy leer un promedio de dos libros por mes y disfrutarlo al 100%.
Una tarde de verano de 1996 yo tenía 6 años y estaba con mi abuela en su casa mirando un programa de televisión que conducía Lita de Lazzari, y que tenía una sección donde leían cartas que enviaban los espectadores. En ese día en particular, leyeron una carta (sí, una carta) de una señora adulta que le contaba a Lita que hacía mucho quería contactarse con ella pero que había aprendido a leer y a escribir hacía muy poco y que estaba contenta porque finalmente pudo decirle por escrito cuánto la admiraba. Yo estaba muy confundida. No entendía como podía ser que una persona adulta no supiera leer ni escribir, para mí este tipo de aprendizaje era algo medio automático que se aprendía sí o sí.
En ese momento estaba por empezar primer grado, que es el año escolar en el que se supone que uno incorpora ambos conocimientos. Entonces me di cuenta que existía la posibilidad de que, a pesar de que intentaran enseñarme, yo tal vez no lo aprendería. A partir de ahí todo fue llanto, angustia y crisis existencial (porque el síndrome del impostor se lleva de la cuna hasta el cajón). Mi maestra de primer grado se llamaba Mirta Ramos y se pasó varias tardes consolándome y explicándome que estaba saliendo todo bien y que no había indicios de que yo no pudiera aprender a leer y a escribir. Finalmente resultó ser que la seño Mirta tenía razón y el milagro sucedió. Casi sin darme cuenta empecé a leer y a escribir.
A pesar de que el comienzo fue un poco atormentado, enseguida le tomé el gusto a ambas actividades, y me encantaba leer y escribir cuentos. Me pasé la primaria sacando libros de la biblioteca de la escuela y pidiéndole a mis papás otros tantos. Desde Louisa May Alcott, Julio Verne y Mark Twain hasta Elsa Bornemann, María Elena Walsh y J.K. Rowling (adivinen si tengo el símbolo de las reliquias de la muerte tatuado).
En la secundaria, mi amor por la lectura disminuyó notablemente. Cuando ingresé a la facultad de derecho, tuve que leer muchísimo. Pero era tanto el material que tenía que leer por “obligación” en el día a día, que se me hacía muy difícil leer otra cosa.
Una vez recibida y sin más lecturas académicas, empecé a volver a incorporar el hábito de la lectura por placer. Fue muy de a poco y se dió de forma natural. Me empecé a dar cuenta que leer me ayudaba un montón a estimular mi creatividad y, por lo tanto, me servía mucho en mi trabajo. Hace algunos años también descubrí el universo de los libros que no son de ficción. Empecé a leer sobre marketing, neurociencia, creatividad, productividad, emprendedurismo, liderazgo, etc. Casi todas las decisiones importantes que tomé en mi emprendimiento fueron motivadas por algo que leí en alguno de estos libros.
Es por eso que creo que fomentar el hábito de la lectura es muy importante. No se trata de leer por leer, obviamente. Se trata de hacer algo que nos conecta con nuestra imaginación, que nos deja ver las cosas a través del punto de vista de otra persona, es una fuente inagotable de conocimiento y, además, nos permite profundizar sobre cualquier tema. Hay libros para todos los gustos y preferencias.
Como les dije antes, hoy en día me encuentro leyendo dos libros por mes y todo lo que leo me resulta muy interesante, placentero y útil en todos los aspectos de mi vida. Así que a continuación, voy a contarles las 3 herramientas que a mi me sirven para fomentar este hábito:
📚 Suscripción Bukku: Se trata de una suscripción literaria mensual que tiene como objetivo principal la difusión de novedades contemporáneas. Pagando un fee mensual bastante accesible ($800 ARS actualmente -abril 2021-) te llega a tu casa todos los meses una caja que contiene una novedad literaria junto con regalos que hacen única a la experiencia y una playlist seleccionada especialmente para acompañar cada lectura. Lo que me sucede a mí es que este tipo de literatura me encanta y además suelen ser novelas o libros de cuentos relativamente cortos y fáciles de leer. Esto me hace leer un libro por mes sí o sí. Me entusiasma mucho cada vez que recibo la caja, la espero ansiosa cada mes. Estos libros son los que leo cada noche antes de irme a dormir para evitar las pantallas. Leo todas las noches aunque sea una página.
📚 Suscripción Audible: Es una suscripción de Amazon a través de la cual podés consumir audiolibros. Ya sé lo que estás pensando, no te copan los audiolibros, pero dejame contarte. Amazon te da un crédito por mes y cada crédito se puede canjear por cualquiera de los libros de su catálogo que son un montón. Lo interesante es que si los escuchas en su idioma original la mayoría están narrados por sus propios autores. En mi caso, lo uso para todos los libros que no son ficción, es decir, para profundizar sobre los temas que me interesan aprender (emprendedurismo, liderazgo, creatividad, entre otros). Los escucho como si fueran podcast, mientras me traslado de un lugar a otro ya sea en auto, bici o transporte público, mientras paseo a mis perros, limpio mi casa, salgo a correr. Me resultan super amenos de escuchar y hacen que estas actividades sean más placenteras. La suscripción mensual sale $15 USD mensuales pero no se le suma el impuesto PAIS de Argentina porque los libros se encuentran exentos del mismo.
📚 Google Play: Es la plataforma de Google para leer libros de forma digital. Como no tengo Kindle (pero ya lo voy a tener), uso esta app en mi tablet. Está buenísima porque te permite acceder a cualquier libro que quieras o necesites en el acto, y la verdad es que las versiones digitales son mucho más baratas que las físicas. Ya sé que te encanta el papel, a mí también, pero no te prives de esta posibilidad más económica, sustentable y práctica por un prejuicio que no tiene mayores fundamentos. En Google Play podés, entre otras cosas, subrayar lo que necesites en varios colores y buscar el significado de cualquier palabra que no sepas. Además, te crea automáticamente un documento en Drive con todos los fragmentos subrayados, y esto es genial: por cada libro hace un documento diferente que, a su vez, lo divide en capítulos y marca a qué página corresponde cada fragmento. También te permite acceder a «muestras gratis» que tienen la cantidad suficiente de páginas como para darte cuenta si vale la pena comprarlo o no. La única contra, para mí, es que al usarse en dispositivos como tablets, computadoras o celulares, es contraproducente para leer de noche por la luz de sus pantallas. Pero por todo lo demás, me parece un diez.
Además de estas tres herramientas, hay tres consejos que me gustaría darte:
📌 Prestá atención a las recomendaciones de la gente que admires, tanto de quienes sigas en redes sociales como de familiares, amigues, colegas, etc. También sirve leer reviews de libros en internet y acceder a las muestras gratuitas siempre que se pueda. Esto te va a ayudar a no gastar tiempo y plata en libros que no son de tu interés.
📌 No leas nada que no te guste. En el momento en el que un libro deje de entusiasmarte, dejalo, no hagas ni el más mínimo esfuerzo. Si te aburre o no te gusta, no sigas. Esto es algo que a mi me costó muchísimo lograr. Yo soy alguien que termina TODO lo que empieza: series, películas, cursos, rompecabezas, todo. Pero me dí cuenta de que no lo hacía porque me gustaba si no porque lo sentía como una obligación (teléfono para mi psicóloga). Así que comencé a implementar con los libros la sana práctica de abandonar lo que no me hace feliz. De esta forma, siempre estoy leyendo algo que me entusiasma y, en consecuencia, casi siempre tengo ganas de leer.
📌 Llevá un libro a todos lados. En la vida nos encontramos con un montón de tiempo muerto en distintas situaciones: colectivos, salas de espera, trámites, etc. Te aseguro que si tenés siempre un libro disponible, vas a ver que lo vas a empezar a elegir por sobre el scroll infinito del teléfono (que está buenísimo pero a veces lo hacemos demasiado).
Hasta acá mi guía completa de herramientas y consejos para fomentar el hábito de la lectura. La voy a complementar con un club de lectura así que presten atención a nuestro Instagram y Tik Tok. ¡Nos vemos ahí!