Somos Mercurias | ¿Es posible tener una vida trabajando desde casa?
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por Malena Cuppari

 

Cuando tu casa pasa de ser solo una casa a ser el centro de operaciones de todo lo que acontece en tu vida, entender dónde empieza o termina cada actividad se complica un poco. En este artículo vamos a recopilar todas las buenas prácticas que nos dejó este año de home office pandémico.

 

Tanto si trabajaste desde tu casa durante toda tu carrera o si empezaste en la pandemia, nadie puede negar que lleva un tiempo acostumbrarse y que no es la experiencia maravillosa que uno se imagina antes de llevarla a cabo. Además, la pandemia hizo que de repente un montón de actividades que solían realizarse en otro lugar, pasen a ser también en casa. Todos estos factores hicieron que nuestra vida cambie por completo y aumentó fuertemente nuestra exposición a las pantallas (que, ya de por sí, no era poca).

  

Trabajar en casa tiene un montón de beneficios: mayor autonomía, ropa cómoda, acceso a la heladera, más tiempo disponible para estar con nuestros seres queridos, ahorro de tiempo de viaje, etc. Pero si algo nos demostró el 2020 es que, cuando no logramos equilibrar nuestras actividades, todos estos beneficios se convierten en una nebulosa difícil de distinguir, al igual que el límite entre tu vida personal y tu vida laboral. Si te sentís identificade con lo que estoy diciendo, no te sientas culpable porque a todes nos pasa.

 

En mis últimos dos años de trabajar en relación de dependencia, tuve la suerte de contar con viernes de home office y fue mi primera experiencia trabajando remoto. La disfrutaba un montón pero en realidad no me quedaba en mi casa. Me iba al espacio de cowork que alquilaba para llevar a cabo mi emprendimiento, que en ese momento era mi segundo trabajo.

 

En febrero del 2020, después de muchísimas luchas internas, renuncié a mi trabajo en relación de dependencia para comenzar a ser una emprendedora full time que se maneja en un 100% sus tiempos. Estaba feliz porque iba a poder ir al cowork todos los días ya que quedarme en mi casa no era algo que me entusiasmara demasiado. No hace falta que les cuente lo que pasó en marzo de ese mismo año y cómo tuve que guardarme mis ganas de hacer networking en el cowork hasta octubre. Pasé 8 meses trabajando desde mi casa, algo que no me gustaba para nada, así que para hacerlo un poco más placentero, investigué bastante y pregunté sobre otras experiencias para poder armar el set up que me permitió disfrutar un poco de lo que me estaba pasando (o al menos intentarlo). Les cuento un poco de qué se trata:

 

📌 Empezar el día en mis términos: Que una jornada sea amena depende en gran medida de cómo la empezamos. Tal vez seas de esas personas que se levantan, van al baño, se hacen un café, se sientan en la computadora y con eso son felices. Si es así y esa es la rutina matutina que estás llevando a cabo, ¡felicitaciones! Ya estás cumpliendo con el primero de mis tips para trabajar desde casa sin morir en el intento. Pero, si por el contrario sos alguien como yo, ya habrás notado que empezar el día corriendo y sin tiempo para hacer nuestras cositas nos genera un impacto bastante negativo en el resto del día. Hay una gran movida sobre las morning routines (rutinas matutinas) en internet de la cual soy bastante fan pero debo reconocer que, como todo, tiene su lado oscuro. Para mí, “empezar el día en tus términos” es que el primer momento del día sea placentero, y qué significa “placentero” lo determina cada une. En mi caso, una mañana ideal incluye levantarme tres horas antes de empezar a trabajar, hacer una mini rutina de skin care, 15 minutos de yoga o algún tipo de estiramiento, hacer algún ejercicio de journaling, una hora de actividad física al aire libre y, lo más importante, un buen desayuno. Todo esto debe darse después de una jornada nocturna de al menos 8 horas de sueño.

Ahora bien, es importante entender que esto es tan ideal como imposible. Casi nunca sucede que puedo llevar a cabo todas estas actividades en una sola mañana porque debería levantarme a las 5 de la mañana. Sin embargo, eso no me impide empezar el día en mis términos y tratar de hacer algunos ajustes en mi rutina, eligiendo alguna de estas actividades según mi agenda que me permita sentirme mejor con el día que me espera. No tiene que ser algo super complejo, tal vez empezar el día en tus términos para vos signifique tomar dos mates en silencio o salir a dar una vuelta con el perro. Lo que sea que te haga bien, reconocelo y empezá a implementarlo.

 

📌 Horarios: Al contrario de lo que todo el mundo pensaba, está demostrado que trabajar desde casa nos hace trabajar más que en una oficina, sencillamente porque no están claros los límites. Nos cuesta distinguir cuándo empieza una actividad y cuándo termina, porque todo transcurre en el mismo espacio y tendemos a pensar que da igual mandar ese mail a las diez de la noche si total no me tengo que mover para hacerlo. ERROR. No da lo mismo, hay consecuencias serias para nuestro bienestar y nuestra salud mental.

Los horarios son un límite muy importante para esta modalidad de trabajo. Así como uno sabe bien a qué hora entra y sale de una oficina o de un local, es importante que determinemos a qué hora prendemos la computadora, a qué hora la apagamos y cuáles van a ser nuestros descansos (porque no se puede trabajar 9 horas de corrido). Tanto si sos freelancer como si trabajas en relación de dependencia, la única persona que puede velar por que estos horarios se cumplan sos vos, y si a vos no te importa tu bienestar, a nadie más le va a importar. Es difícil pero hay algunas cositas que podemos hacer para lograrlo:

 

1. Definir tus horarios. Pensalo con criterio en base a las posibilidades y limitaciones que tengas. Si trabajas en relación de dependencia, ya sé que estás pensando que no tenés opción, pero estoy segura que muchas veces te quedas hasta después de hora haciendo cosas, y eso no puede ser la regla. Cumplí el horario con el que te comprometiste cuando aceptaste el trabajo, ni más ni menos.

 

2. Comunicalo. Si sos freelancer hablá con tus clientes, con tus proveedores y con quien haga falta. Deciles en qué días y horarios estás disponible a partir de ahora. Si trabajas en relación de dependencia hablalo con tu jefe o jefa y compañeros de trabajo, nunca está de más repasarlo.

 

3. No aceptes realizar tareas fuera de tu horario. Esta es la parte más complicada pero también la más importante. Al principio cuesta mucho decir que no, pero una vez que lo hacés las personas van a internalizar que no estás disponible en ese momento y van a dejar de insistir.

 

4. No pidas tareas por fuera de tu horario. Si querés que los demás realmente entiendan y respeten tus horarios, vos tenés que hacer lo mismo. No mandes mails, ni pidas calls, ni mandes mensajes laborales por fuera del horario que vos misme estableciste.

 

Por supuesto que el tema de los horarios puede tener excepciones, a veces suceden imponderables y urgencias que nos obligan a trabajar después de hora, no hay que ser inflexible con eso porque además siempre se puede compensar trabajando menos horas otro día. Lo importante es que sean casos aislados y no algo de todos los días.

 

📌 Espacio de trabajo: Esto es algo que también nos va a ayudar a marcar un límite para entender en qué parte de nuestra casa sucede lo laboral y en qué parte sucede el resto de las cosas. Nunca antes esto había sido un problema porque, cuando íbamos a una oficina, era muy obvio el límite físico. El trabajo sucedía literalmente en otro lugar, del que nos separaba probablemente un viaje en transporte público, entonces nuestro cerebro asocia a nuestra casa como un espacio personal en el que suceden cuestiones de esa índole. y al trabajo como uno profesional en el que suceden cuestiones de esa otra índole. Cuando todo sucede en el mismo espacio, es mucho más complicado y nos predispone a que todo pase al mismo tiempo o a que no exista un equilibrio sano entre el trabajo, el ocio y nuestra vida personal. Por eso es muy importante que elijamos un lugar de la casa en el que vamos a llevar a cabo toda nuestra actividad laboral.

 

Lo ideal es que sea un ambiente separado que oficie de oficina o taller y que tenga una puerta que nos separe del resto del mundo. Si vivís en una ciudad como yo, te habrás dado cuenta que hay que ser millonario o tener mucha suerte para que te sobre un ambiente que pueda cumplir con esta misión, pero no desesperes, porque hay formas de hacerlo sin contar con un ambiente extra. En mi caso, vivo en un dos ambientes en el que no entran más muebles. Mi idea cuando empecé a trabajar en casa era tener un escritorio en el living, pero para hacer eso, hubiera tenido que sacar la mesa donde como, así que me compré solamente una silla de oficina (clave) y la puse en la punta de la mesa, adueñándome de este sector tal y como muestro en la foto:

Fue la forma que encontré para separar un poco mis espacios. Tanto yo como quien vive conmigo tenemos muy claro que si estoy sentada en esta silla, es porque estoy trabajando.

 

📌 Reglas de comunicación: Establecer formas y canales de comunicación es algo que en realidad nos sirve para todo, pero cuando trabajamos desde casa, hay que hacer especial énfasis porque toda la comunicación es digital y se vuelve confuso. No es lo mismo mandar un mail que un Whatsapp. Es importante definir qué canales queremos usar para trabajar y establecer reglas claras para no estar respondiendo mensajes un domingo a las tres de la tarde. Voy a contarles cómo nos manejamos en Mercurias para que se entienda:

 

  • La regla principal es que no usamos Whatsapp ni para comunicarnos entre nosotros ni para comunicarnos con los clientes. Creemos que no es un canal efectivo para comunicaciones laborales, no está hecho para eso y es muy difícil establecer un límite porque en Argentina se utiliza mucho para hablar con familia y amigos.
  • Nuestro canal de mensajería instantánea es Slack, una plataforma que te permite chatear con tu equipo de trabajo al mismo tiempo que podés crear “grupos” de distintas temáticas. En nuestro caso tenemos un canal general en el que estamos todos y un canal por cliente en el que solo están las personas involucradas en cada cuenta. Además de eso, cada uno puede chatear por privado con quien quiera. Este es nuestro espacio para chatear habilitado en días hábiles entre las 9:00 y las 18:00, y por fuera de ese horario se silencian las notificaciones.
  • Usamos el mail para comunicaciones más extensas que no son urgentes o que requieren bastante información. El tiempo de respuesta prudente de un mail para nosotres es 24 hs hábiles.
  • Usamos Trello, una plataforma de administración de proyectos, para asignar tareas específicas o para preguntar o comunicar sobre determinados proyectos.
  • Usamos Google Meet para videoconferencias en los casos en los que necesitamos profundizar sobre un tema o un intercambio de opiniones fluído.

 

Estas son nuestras reglas de comunicación. Tardamos bastante en dar con un sistema efectivo con el que nos sintamos cómodos, y no fue fácil al principio, pero una vez que lo iniciamos literalmente nos cambió la vida. Cada persona y cada equipo es diferente así que mi consejo es que te tomes el tiempo para probar de todo hasta dar con lo que mejor se ajusta a tus necesidades.

 

Otro tema importante que entra dentro de este punto es la comunicación con las personas que viven bajo tu mismo techo y que de alguna manera comparten oficina con vos. Es indispensable establecer reglas al igual que lo haces con tu jefe, equipo de trabajo o clientes. Tienen que saber de forma explícita cuándo estás y cuándo no estás disponible.

Te recomiendo que definan criterios juntes, porque une tiende a pensar que algunas cosas son obvias pero en realidad no es así, y si no te comunicas con el resto de las personas, elles no van a poder adivinar lo que está sucediendo en tu cabeza o en tu trabajo, mucho menos si se trata de niñes pequeños, por ejemplo. Tratá de hablar y de explicarles cuál es tu espacio y de indicarles explícitamente cuando no estás disponible.

 

B O N U S  T R A C K

 

Solo me quedan recomendarte dos acciones que son pequeñas pero claves para tu bienestar haciendo home office:

 

🍴 Almorzá. Cuando trabajamos desde casa a veces nos olvidamos de todo, y es muy fácil seguir de largo o comer unas galletitas. No hace falta que te explique el impacto negativo que esto tiene en tu salud. Tomate una hora como lo harías en cualquier oficina, comé algo rico (si lo tenés hecho desde la noche anterior mejor así no tenés que lidiar con el estrés de decidir qué cocinar), cerrá la computadora, disfrutá y, si podes, da una vuelta manzana digestiva antes de volver.

 

👕 Vestite. Estar en pijama todo el día no está bueno, nos hace perder un poco la noción del tiempo y no nos ayuda a entrar en un mood productivo. Te recomiendo que no trabajes con la misma ropa con la que dormiste. Cambiate, ponete ropa que te guste y que sea cómoda. Vas a ver cómo te cambia el día.

 

Estas fueron todas las herramientas que fui acumulando en este año de home office pandémico que me dejó una batería de aprendizajes para organizar mejor mi trabajo -individual y en equipo- y no ser mi propia esclava.

 

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