Por Malena Cuppari

Hace muchos años que trabajo en comunicación digital y estoy convencida de que el marketing tradicional está muerto. Los slogan y hasta los taglines son cosa del pasado. Quedarse mil horas pensando una oración marketinera del tipo “¿Qué estás esperando para aprovechar este descuento?” ya fue. No sirve para nada y si me seguís leyendo te explico por qué.

Estamos viviendo un momento de extrema saturación de contenido, Facebook e Instagram sobre todo tienen demasiados usuarios activos que están constantemente generando posteos. Es absolutamente imposible que el algoritmo pueda mostrarnos el contenido de todas las cuentas que seguimos, entonces ¿qué hace? Selecciona aquellas con las que tenemos una mayor tasa de interacción. Es decir, solo nos muestra las cuentas a las que les comentamos, likeamos, compartimos posteos, respondemos stories y entramos al perfil. Cuanto más interactúas con una cuenta, más la vas a ver en tu inicio.

¿Cómo hacemos para ser la cuenta que se muestra en el inicio de nuestros seguidores?

La ecuación es simple, para que a nuestra audiencia le importe ver nuestro perfil tenemos que postear cosas que le interese. Hace algunos años, no muchos, Facebook era una red social en la que compartíamos los hightlights de nuestra vida cotidiana con amigxs e Instagram era una red social para subir fotos lindas. Eso era todo, una foto, una frase, un emoji y dos hashtags bastaban para posicionarnos en esa red social sin mucho trabajo. Eso se debía a que Instagram se había creado inicialmente con el fin de ser un espacio de encuentro para aficionados de la fotografía. Hace 5 años tenía muchos menos usuarios activos, menos marcas, menos todo. Pues bien, esto cambió drásticamente y en el último tiempo se abarrotó de gente luchando por mostrarse. Si tuviera que ejemplificar con una imagen sería esta:

La puerta es el inicio de Instagram y los tipitos de colores somos nosotrxs queriendo entrar para que nuestra audiencia nos vea. Es difícil lograr pasar la puerta con tanta competencia pero no es imposible. La realidad es que hay muchísima gente que todavía sigue usando redes sociales como si estuviéramos en el 2015 y eso nos da cierta ventaja. 

El secreto para lograr pasar por esa puerta es el marketing de contenidos, una estrategia basada en producir ciertos tipos de contenidos útiles e interesantes que generan una reacción positiva en tu audiencia. ¿Alguna vez escuchas la frase “el contenido es el rey”? Esa frase hace referencia a que la única alternativa para posicionarse en redes sociales es a través del contenido de valor. Para entender lo que es el contenido de valor me gustaría empezar por ejemplificar lo que NO es:

🚫Una foto linda NO es contenido de valor.

🚫Una frase motivacional NO es contenido valor.

🚫Una imagen de un producto NO es contenido de valor (hacer del feed de Instagram un catálogo tampoco).

🚫Un video posando NO es contenido de valor.

No me malinterpreten, estos cuatro ejemplos se pueden convertir en contenido de valor pero no lo son por sí solos. Si a la foto linda le agregás la explicación de cómo la sacaste, se convierte en una fuente de conocimiento. Si a la frase motivacional le sumás una historia, mucha gente se puede sentir identificada y empatizar. Si a la foto de producto la acompañás con hacks y consejos para optimizar su uso, le podés resolver un problema a alguien. Si a tu video posando lo acompañás con 3 tips para salir mejor en fotos, se transforma en un tutorial.

El contenido de valor es básicamente cualquier cosa que le sirva a tu audiencia. Para poder generarlo es clave que entiendas quién es tu audiencia y que tenés vos para ofrecer. Probablemente lo primero que se te venga a la mente es que no tenés mucho para dar, pero creeme que eso es un error. Si estás leyendo esto es porque seguramente tenes una marca o estás pensando en generarla. Al rubro en el que pensás desarrollarte lo elegiste por algo, no importa si estudiaste o si tenés mucha o poca experiencia. Tenés ganas de hacer algo específico, de profundizar, investigar y aprender. Eso es suficiente para procesar información y plasmarla en redes sociales contándole al mundo tu punto de vista. No como una verdad absoluta, sino más bien como tu verdad.

El paradigma cambió, las redes sociales están a nuestra disposición para compartir conocimientos, reflexiones, experiencias, lo que se te ocurra.  Al contrario de lo que muchxs piensan para ser “exitoso” en redes sociales hay que dar. Dar sin pedir nada a cambio. No pienses en qué le podés pedir a tu audiencia, pensá en qué le podes dar. No le pidas likes, no le pidas que te sigan, no le pidas que compartan, no les pidas que te compren productos o servicios. Al menos no sin antes darles algo que valga su like, su follow, su compartida, su plata.

Parece un flash espiritual karmático y, si les gusta, pueden verlo así. Pero para los que somos más escépticos hay una explicación lógica y es que todo esto va a hacer que tu audiencia conecte con vos y confíe en tu conocimiento y experiencia. Eso es algo mucho más poderoso que cualquier publicidad. La confianza genera conversiones. Por supuesto que en paralelo tenés que desarrollar una estrategia comercial, pero el contenido es la base de esa estrategia y la única herramienta para llevarla a cabo de forma exitosa en los tiempos que corren.